21 gramos
Adelante, no temas ningún mal, me dijo el
guardián de la Puerta.
Parece no estar abierta, contesté parado
frente al umbral.
Llevas demasiado equipaje, como todos en este
punto, y añadió zanjando el asunto: Poco precisas para este viaje.
Pero si no porto nada conmigo, dije como para
mí mismo.
Entre lo que cargas y nada, amigo, se abre un
amplísimo abismo, siguió divertido el guardián. Deja aquí las ropas sin
ceremonia solemne ni fingido ademán, que no han de quedar secretos que esconda
tu cuerpo inerme. Ahora procura, continuó él, soltar el miedo, la culpa, el
arrepentimiento, también el odio y la ira, y deja libre al deseo siempre sin
remedio hambriento. ¿Ves? Ya se va abriendo la puerta… ¿No sientes ya la
llamada que despierta, las eternas praderas y los dedos de la aurora? ¡Vamos!,
que ya casi está, entra ahora, eres levedad, toma toda esa luz en calma, que
ahora sí, mírate… apenas cargas el peso del alma.
David Sánchez-Valverde Montero
Fotografía: Iñaki Mendivi Armendáriz
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