lunes, 20 de abril de 2020

Pandemia



Pandemia 

Son algo más de las once de la noche. Regreso a casa tras el trabajo. Surco la urbe por sus arterias como una célula desorientada. El ronroneo de mi vieja moto me acuna. La oscuridad de la noche es violentada de múltiples formas: haces luminosos de farolas gigantescas, luces de semáforo, inútiles, monstruosas avenidas desiertas, el yermo silencio de la noche inhabitada.

           Dejo el vehículo dormitando en el garaje. Salgo al exterior y camino por la calle que conduce a mi casa. Mis pisadas, la respiración, el sonido del cascabel que siempre llevo prendido en el bolso. El aire parece haberse detenido, de algunas ventanas iluminadas no me alcanza rumor alguno. Entonces, busco desesperado algún sonido, cierto latido que indique que alguien más puebla el mundo. ¡Espera!, consigo captar una vibración…: tal vez el vacío de mi consciencia, quizá el susurro de las estrellas.

           Es bello; y a la vez aterrador.

David Sánchez-Valverde Montero
Imagen: Iñaki Mendivi Armendáriz




jueves, 16 de abril de 2020

Pasadas las 20 horas



Pasadas las 20 horas

            Salíamos la médica y un servidor de una visita domiciliaria. Los aplausos de todos los días hacía un rato que habrían cesado, pero justo al atravesar el portal hacia la calle parte del barrio rompió a aplaudir de nuevo, pues por lo visto nos estaban esperando al ver el coche de Urgencias estacionado.

            Me pareció una deliciosa lluvia fina, y aunque el pudor solo me permitió un leve gesto de gratitud antes de regresar al vehículo, confieso que me emocioné. Por supuesto, esos aplausos caídos de las alturas no mojaban solo mi piel; su eco alcanzaba a mucha más gente: confinamientos heroicos, desesperados, soledades de plomo, insoportables, los viejos y los niños castigados, cajeras exhaustas, repartidores molidos, insomnes camioneros, toda esa gente de la limpieza, olvidada, coches de policía, estelas azuladas… y muchas más sombras que mi ignorancia no nombra y se afanan tras el escenario, evitando el derrumbe, enfrentando el colapso.

            Fue maravilloso.


David Sánchez-Valverde Montero
Imagen: Iñaki Mendivi Armendáriz

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