Resistencia oblicua
Miró distraído hacia las
alturas. Un pájaro con las alas abiertas parecía flotar, apenas un leve oscilar
en su frágil equilibrio, casi fijado contra el azul celeste, sostenido por el
aire invisible.
Intuyó entonces esa
paradoja, comprendió con extrañeza y después con asombro: la única manera que
le parecía viable para oponerse a la tiranía del tiempo, era soltar toda
resistencia; deponer las armas y abandonarse a él, adoptar el gesto lento, la
mirada calma y atenta. Esto al menos cuando fuese posible, en esos lapsos que
también se dan, en los que no se hace imprescindible la premura y su ansiedad, aquellos en que no hay que correr por urgencia necesaria.
Así, suspender el
fatigado vuelo, dejar que el cielo dispense, abrir alas y pensamiento. Que sea
pues, que así sea.
David Sánchez-Valverde Montero
Fotografía: Iñaki Mendivi Armendáriz