Páramo
Un día cualquiera la intemperie llama a tu puerta. Y no hay lugar al que huir, no hay refugio en el páramo. La tristeza de lo que se siente irrecuperable. Solo queda acoger esa sombra, ese inhóspito horizonte y sus encrucijadas oscuras; aceptarlo todo, pues aún es vivible el presente, el tiempo que nos es dado y su puñado de certezas, todavía palpita la vida más cercana, su abrazo. Feliz latencia de seguir siendo.
Fotografía: Iñaki Mendivi Armendáriz