domingo, 13 de octubre de 2019

Nada más (Las cosas que)



Nada más (Las cosas que)

Te incorporas por la mañana y apoyas los pies al borde de la cama. El suelo es escarcha, y te preguntas quién eres y en qué mundo has despertado. El agua fría sobre tu cara arrastra los rescoldos del sueño en su caída. Después sales poco a poco a la vida. Discurre el día y una vez más te asombras por no haberte extraviado en su laberinto. Pero hoy al regresar a casa, descubres el otoño en los árboles, una falda estampada te cautiva en su vuelo, un bebé al paso te sonríe con todo el rostro, y otra vez el otoño; hojas entreveradas, algunas ya rojas, de todas las tonalidades que el rojo es capaz en su despliegue, penden en las ramas o tapizan la acera. Coges una de ellas y la elevas al trasluz: te maravilla cómo es posible semejante geometría, el diseño lógico, gratuito, fugaz.

Alcanzas tu hogar. Ya acostado, tus ojos recorren la tinta de un libro gastado; la imaginación planea con los sueños de otros, que se confunden con los tuyos, hasta que la noche te vence. Es extraño, piensas antes de caer dormido, pero las cosas que te salvan la vida todos los días, no sirven para nada más.

David Sánchez-Valverde Montero
Fotografía: Iñaki Mendivi Armendáriz

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