Rugido (Tan solo es una moto)
Líneas suaves, seducción pura,
curvas de radiante metal,
flecha de polvo y arena…
¡desátame furioso animal!
Guíame más allá del norte,
vibra sedienta entre mis piernas,
superemos los mil trópicos,
que nos salgamos del mundo
y arda el tiempo bajo tus ruedas.
¡Vamos, vamos!;
amo tu formidable alarido,
tu carenado de estrellas,
llévame, sí, contigo,
febril yegua desbocada,
insaciable, voraz estela.
Tú y yo un solo rugido.
Detrás, el fuego.
Delante, la tormenta.
David Sánchez-Valverde Montero
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