Dioses,
héroes y ambrosía
I. Pandora
Zeus estaba
furioso. No perdonará a los mortales haber acogido el regalo que Prometeo les
ofrendó: el fuego. A este, a su odiado primo, lanzaría su ira más tarde. En primer lugar, Atenea, Hefesto y Hermes, hijos de Zeus, junto a Afrodita, darán ser a una
criatura irresistible: Pandora.
Nunca aceptes obsequio alguno venido del olímpico Zeus,
había advertido Prometeo a su ingenuo hermano. Pero él, Epimeteo, olvidó pronto
estas palabras.
Vestida de pulcro blanco y coronada de flores, en un
cinturón de oro que ciñe su talle de ensueño, la doncella Pandora ya desciende
a la Tierra. Avanza como entre vapores y todos se paran al verla. Lleva en las
manos su nefasto regalo, una caja tapada. Epimeteo aguarda encandilado y
observa cómo ella descubre el arca. En ese instante y con el pulso de un rayo,
todas las formas del mal se diseminan sobre la tierra. Y Pandora, bajo mandato
de Zeus, deja caer la cubierta, antes de que pueda abrir las alas el único bien
que mora en el fondo de su caja: la esperanza.
David Sánchez-Valverde Montero
Imagen: Iñaki Mendivi Armendáriz
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