No eran ellos
Los demás, los otros,
azuzaban mi ira,
este febril resentimiento,
esta furia ciega,
la náusea, el rechazo,
la corrosión implacable de un rencor anidado.
Pero entonces sospeché
con la certeza de lo que duele,
que no eran ellos
que era yo
yo en ellos
y ellos en mí.
Solo espejos,
refracciones confusas de mi rostro,
pálidos reflejos de mis carencias,
de mis vacíos anegados,
proyecciones quiméricas de un aterrado y monstruoso…
ego.
David Sánchez-Valverde Montero
Imagen: Iñaki Mendivi Armendáriz
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