Respira
Nada se opone a la Vida. Pero cuando encarna un alma concreta, es vida con minúscula y
se torna hilo fino, a cada instante proeza. El corazón y su latido, que podría
no ser pero es, siempre del ser al no ser y de vuelta al camino. La divina
chispa, nuestra llama valiente.
El mundo
de afuera nos oprime, y expelemos así átomos del alma como consecuencia de esta
presión. Y morimos sin duda a cada momento, pero acude presta la respiración a
reponer esos átomos que también el aire contiene. Glorioso respirar, en apoyo
continuo del alma desfalleciente. Pero no te apresures en acaparar aire, sé
paciente, pues un número asignado de respiraciones te toca a ti para el tiempo
de tu vida.
Así,
de la Hélade a al-Ándalus, entre Demócrito e Ibn Arabi, se iluminó la relación:
entre la vida, el alma, el tiempo…
y la
respiración.
David Sánchez-Valverde Montero
Fotografía: Iñaki Mendivi Armendáriz
David Sánchez-Valverde Montero
Fotografía: Iñaki Mendivi Armendáriz
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